Desde hace cuatro inviernos no llovía como aquella tarde. Desde el alero de la cabaña no podían verse mas de unos pocos metros. La lluvia, torrencial y serena, caía sobre el campo. Los terrones resecos se ennegrecían y ablandaban suavemente. En el aire el aroma era suave y fresco.
Los girasoles parecían revivir. Sus pétalos se estiraban como desperezándose intentando recibir la mayor cantidad de agua posible. Sus hojas retomaban el verde intenso. Todo el campo parecía renacer. La lluvia caía como enviada por Dios. El campo se convertía en una fiesta de colores.
La noche llegaría hoy un poco antes. El horizonte parecía rasgarse cruzado por los relámpagos. Las nubes cargadas de agua ennegrecían el cielo. Toda aquella agua caería para hacer revivir la tierra. La cosecha sería buena. El paisaje era armónico y colorido.
En el alero Carmen y Victor miraban el espectáculo. Carmen, de cuatro años, veía llover por primera vez. Sus ojos denotaban asombro. La brisa besaba su rostro y el aroma a tierra mojada parecía envolverla por completo. Solo conocía el agua del viejo aljibe del patio. De allí sacaban agua para lavar y, luego de ser hervida en la negra caldera de hierro, beber en la mesa. ¿Qué fenómeno tan maravilloso era el que producía la lluvia?, ¿Cómo podía caer tanta agua del cielo? Las preguntas se acumulaban en su mente y corrían a una velocidad vertiginosa. Era un expectáculo apasionante.
Victor, de siete años, ya había experimentado esas sensaciones. Sin embargo en su mente se mezclaban las imágenes de aquella tarde de 1890 cuando con apenas tres años vió llover por primera vez. Seguramente las sensaciones de su hermana eran semejantes a las que él había experimentado aquella tarde. Los recuerdos iluminaban sus ojos y dibujaban una suave sonrisa en sus labios.
Hoy Victor debía hacerse cargo de una de las tareas mas importantes: controlar el agua que entraba al aljibe por el viejo desague. Debía sacar piedras, hojas y ramas que corrían de los techos y el alero para que no ensuciasen el aljibe. El agua corría por el desague rápida y melodiosamente. Los sonidos del agua, las piedras y las ramas eran suaves y armónicos. En su mente, la idea de que aquellos sonidos provenían de una gran orquesta de pequeños seres de un país de hadas. Corrió a buscar a su hermana para juntos participar de aquel espectáculo.
Los sonidos mas fuertes, comentó, son producidos por músicos gordos y grandes, mientras que los mas suaves y melodiosos son producidos por músicos pequeños y flacos. Flacos como la abuela, de ochenta y tantos años, que sentada en su mecedora de mimbre miraba a los niños jugar con el agua. La voz de la abuela era tan suave que para escucharla debían poner sus oídos al lado de sus labios. Escuchar a la abuela era una de las cosas más hermosas que los niños experimentaban a diario.
La orquesta de pequeños músicos continuaba dando su espectáculo. El agua caía por el alero formando una cortina que no permitía ver mucho mas allá en el campo. El olor a tierra mojada inundaba el aire. La noche caía en el campo.
Frente al televisor, Carmen y Victor permanecían inmóviles. Afuera llovía torrencialmente. El sonido del agua en la ciudad de altos edificios de apartamentos seguramente no era el mismo. El agua, decía la abuela sentada en su mecedora de mimbre, no puede ser bebida. Está contaminada por millones de partículas de desechos tóxicos. En la calle el agua arrastraba hojas de diario, latas de refresco y bolsas de residuos. Sobre el agua flotaban grandes manchas de aceites y combustibles.
En su mecedora, la abuela miraba a sus nietos con una mezcla de nostalgia y dolor. Seguramente recordaba la primera vez que vió caer la lluvia. En el campo de girasoles junto a su hermano, cuando tenía apenas cuatro años.
2 comentarios
Sandra · 15 abril, 2010 a las 3:31 pm
Cuantos hermoso recuerdos e imagenes en esa señora meciéndose…me dan ganas de beber más de ella y sus lluvias!
Maria · 15 abril, 2010 a las 6:13 pm
Muy apropiado para una tarde como la de hoy, según dónde estés y cómo sea tu estado de ánimo, la lluvia puede significar cosas muy diferentes.
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