Cuando los periodistas y los defensores del Software Libre explican por qué los gobiernos y las corporaciones en los países en desarrollo están migrando rapidamente al software libre, muchos se enfocan en los menores costos por concepto de licenciamiento y alejar la potencial responsabilidad por la piratería dentro de sus organizaciones.
Aunque esas razones son ciertamente válidas, existe una razón que a menudo pasada por alto y que es igualmente importante (si no más) para migrar al software libre: la soberanía.Richard Stallman recientemente fue más allá al afirmar que es un deber de los gobiernos proteger tu soberanía usando software libre:
Cada agencia o entidad pública tiene una obligación que es mantener su control sobre sus sistemas informáticos, porque es un asunto de soberanía. Usar un sistema privativo significa entregar al desarrollador del programa el control sobre aquel sistema. De este modo, las agencias públicas deben rechazar el software propietario y migrar hacia el software libre. Venezuela y Ecuador ya se encuentran en el camino correcto”.
Veámoslo de esta forma: ¿le confiaría el gobierno norteamericano el día a día del funcionamiento de sus sistemas informáticos a una compañía extranjera de software que no permite ver que es lo que está realmente haciendo ese software? Especialmente cuando hay rumores (o evidencia, dependiendo de quién realice la pregunta) que la empresa de software extranjera ha incorporado “backdoors” para el servicio de inteligencia de esa compañía?
Especialmente como los sistemas operativos se muevan hacia un modelo de software como un servicio donde los datos son potencialmente almacenados en servidores de empresas extranjeras, un gobierno como Venezuela (el cual puede estar razonablemente seguro que EE.UU. tuvo alguna responsabilidad en un intento de golpe inconstitucional contra el Presidente Hugo Chávez) tendría que ser extraordinariamente negligente para operar sus sistemas más sensibles con software extranjero al cual no tiene acceso para comprobar lo que está sucediendo por debajo. En una situación como ésta, los gobiernos podrían ser tomados como rehenes por las compañías de software privativo que últimamente son las únicas que tienen acceso a los datos críticos y sistemas operacionales.
De hecho, la decisión de Venezuela de migrar hacia el software libre ocurrió después que una situación de desastre como la descrita tuvo lugar. El año 2002, y con el respaldo de sectores tradicinoales y acomodados, la administración de PDVSA (compañía petrolera estatal) se mostró en desacuerdo con las políticas del Presidente Chávez, que incluían redirigir los beneficios de las élites de la petrolera estatal a programas sociales (como planes de salud y de alfabetización). Esos administradores estaba tan firmes en su posición, que detuvieron ilegalmente las actividades de la empresa, obstaculizaron a los trabajadores, y tomaron control sobre los sistemas informáticos que permitían el funcionamiento de la empresa. Convenientemente, ese software había sido adquirido a la empresa norteamericana SAIC, el cual es reconocido por sus nexos con el Departamento de Defensa norteamericano y la CIA. En respuesta al paro ilegal y sabotaje de las actividades de producción petrolera en Venezuela, las autoridades federales fueron enviadas a las oficinas centrales de PDVSA para reclamar las instalaciones.
Los empleados de SAIC comprendieron que habían cometido un enorme crimen y huyeron del país, después que cambiaron todos los passwords de acceso a los sistemas informáticos de PDVSA y configuraron el control remoto de esos sistemas. Dado que el software era propietario, nadie a excepción de los empleados de SAIC sabían como trabajaba internamente el software por lo que las instalaciones petroleras quedaron retenidas por criminales que estaban ahora buscando refugio en Estados Unidos. Las razones de por qué las autoridades norteamericanas no tomaron acciones y apresaron a esos criminales quedan para la interpretación de los lectores. Si los empleados de SAIC hubieran usado el acceso remoto para destruir los datos, ellos habrían efectivamente saboteado la producción petrolera en Venezuela por meses, sino años.
El gobierno venezolano reclutó algunos expertos en seguridad informática que estuvieron dispuestos a realizar ingeniería de reversa al software de SAIC, terminar el control remoto de los sistemás informáticos y devolver el acceso a los administradores legales de PDVSA. Después que este alarmante escenario de guerra de información se agotó en la vida real, amenazando toda la economía de un Estado soberano debido a una multinacional del software con fuertes vínculos a una agencia de inteligencia y de defensa extranjera, el Presidente Chávez abrazó totalmente el Software Libre y el Open Source, y ordenó que todos los sistemas de gobierno sean migrados a ésta solución más segura.
Esta situación de pesadilla aunque real, sorprendentemente ha sido poco investigado, a pesar que no se puede dar un argumento más convincente de por qué los gobiernos tienen el deber público de rechazar el software propietario. En EE.UU., el peor de los escenarios podría ocurrir perfectamente durante cada elección dado que el gobierno emplea software “e-voting” propietario el cual no se puede auditar. Varios investigadores han descubierto que por esta situación EE.UU es extremadamente susceptible al fraude electoral. Con cada elección que utiliza software propietario, secreto, los ciudadanos de EE.UU. se deberían preguntar si cada uno de los votos actualmente se cuenta en las elecciones norteamericanas. El documental HBO “Hacking Democracy”, presenta los resultados de ese estudio y los resultados de sus propias investigaciones, en el cual exponen vulnerabilidades increíbles en el software usado en la elección norteamericana. En países como Brasil, los gobiernos están cambiando a sistemas de votación basados en software libre, permitiendo al Estado auditar exactamente lo que el software está haciendo. En EE.UU, aún es muy poco lo que se ha hecho para rectificar estos problemas.
Así, proteger la soberanía nacional no es solamente un problema para los países en desarrollo. El software propietario podría estar saboteando la democracia en Estados Unidos, durante cada elección. Empresas grandes y pequeñas están cada vez más preguntándose si poseen datos que quieren proteger y cómo eso se puede hacer si usan software propietario que les prohíbe, por contrato, inclusive saber que es lo que sus sistemas operativos y bases de datos están realmente haciendo.
La solución es muy simple. Usar software libre.

Fuente | http://www.csol.org/?q=node/54