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y ahora tendrán que pagar unos pesitos mas” dijo el presidente
Mujica al referirse días pasados a su propuesta de aumentar la carga
impositiva sobre la explotación de tierras mayores a 2000 hectáreas.
Se señaló también que si bien el valor de la hectárea en Uruguay
se ha multiplicado por nueve, la contribución inmobiliaria rural
bajó.
debate que confronta el uso de la tierra como renta/capital o la
tierra como un bien social y por ende todos los uruguayos deben ser
beneficiados por su explotación. Se pone en el tapete una gran
discusión ideológica en lo que a visión de la tierra y visión de
país refiere.
haciendo uso de la dialéctica y un “cut & paste” de viejos
comentarios del presidente se apuran para señalar las
“contradicciones de Mujica”. La hegemonía cultural, al decir de
Gramsci, se aplica con todo el peso a la hora de defender, sostener y
mantener el sistema que hasta el momento ha sostenido a la
oligarquía nacional (si bien al día de hoy las tierras han ido
cambiado de mano y gran parte pertenece a capitales
transnacionales).
contradicciones: dentro de la propia fuerza de gobierno han surgido
voces en contrario o, las mas cautas, han indicado que es una
propuesta (formalizada en el consejo de ministros del lunes 6 de
junio) del presidente que deberá ser debatida para darle forma.
También se discute si los dineros obtenidos por este nuevo gravámen
(unos 60 millones de dólares al año) deben volcarse a caminería
rural (indirectamente vuelven a los terratenientes a quienes grava) o
si por el contrario debiera volcarse hacia otro tipo de obras o
emprendimiento como por ejemplo la compra de tierras por parte del
Instituto Nacional de Colonización (INC) para aumentar su cartera de
tierras y de esa manera dotarlo de recursos para distribuír entre
los aspirantes a colonos (de los mas desprotegidos por poseer muy
pocas o ninguna tierra y tener que arrendar y competir de forma
totalmente desigual con los potentes terratenientes, transnacionales
dueñas de tierras, etc)
hacer una pequeña reseña de cuales son los impuestos que a la fecha
gravan a la producción agropecuaria en Uruguay. Los impuestos
directos más significativos son:
Agropecuaria (IRA) Grava a las rentas derivadas de actividades
agropecuarias destinadas a obtener productos primarios (vegetales o
animales) como por ejemplo la cría o engorde de ganado, producción
de lanas, cueros, leche o producción agrícola, frutícola y
horticola. Se excluye expresamente de este impuesto a la
AgroIndustria ya que ésta está comprendida por el Impuesto a la
Renta de Industria y Comercio (IRIC). Tampoco están comprendidos los
arrendamientos anteriores a agosto de 1984. A grandes razgos el
cálculo del IRA se realiza sumando las ganancias obtenidas menos las
pérdidas que pudieran haberse ocasionado en el ejercicio de cálculo
y el porcentaje es del 30% (treinta porciento)
Otro de los impuestos que gravaron en forma directa a las actividades
agropecuarias fue el Impuesto a las Actividades Agropecuarias
(IMAGRO), derogado a partir de julio de 1995 por la
Ley
16736
de enero de 1996.
Contribución
Inmobiliaria Rural (CIR)
Es el impuesto que, según se desprende de las palabras del
presidente, se pondrá a estudio para su ajuste. Grava la propiedad
de la tierra en función de su valor catastral. Este valor se
considera en función del valor real (independientemente del valor
del mercado) del bien y es fijado y ajustado por la Dirección
Nacional de Catastro. Se toman en cuenta para el cálculo el índice
CONEAT de la tierra así como su proximidad a las vías de
comunicación (carreteras) o centros poblados.
Desde su creación en 1968 por la Ley
13.637 la tasa era de un 2%, en 1972 fue adicionada con un 1% por
la Ley
14,100 para “financiar programas de obras departamentales”
(plena crisis institucional del Uruguay, antesala de la dictadura
cívico-militar). La dictadura la fijó en un 9 por mil en 1974 por
la Ley
14,189 y no fue hasta luego del retorno de la Democracia que por
la Ley
15,809 de 1986 se la fijó en un 1.25%.
En el año 2000 y según la Ley
17,243 fue rabajado en un 25% y posteriormente en el año 2001
por la Ley
17,296 que volvía a rebajarla en un 18%. Esta misma ley
exhonera a los padrones de menos de 200 hectáreas y con un índice
CONEAT menor a 100.
forestación sin embargo (una de las explotaciones que más ha
crecido desde los años noventa en Uruguay) está exonerada de
contribución según la Ley
Forestal
de 1988 y su posterior interpretación por la Ley
17,843
de octubre de 2004 (previo a la asunción del Frente Amplio al
gobierno, casi como un “regalo” de bienvenida a la administración
del presidente Tabaré Vazquez por parte de los gobernantes del
Partido Nacional y Colorado, defensores del capital y las oligarquías
tanto autóctonas como foráneas)
Según
datos del MGAP
(Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca) Uruguay cuenta con una
superficie agropecuaria de 16,4 millones de hectáreas con un
producto bruto que asciende (año 2009) a 3,841 millones de dólares
y ocupa a unos 150.000 trabajadores. El valor medio de la hectárea
que en el año 2002, año de una de las mas
graves crisis económicas del país, era de 386 dólares ascendió a
2.650 dólares promedio a finales de 2010. Es simple deducir que las
ganancias se multiplicaron muy por encima del aumento en casi diez
veces del valor de la hectárea.
grandes preocupaciones del propio Mujica así como de grupos como
REDES de Amigos de la Tierra Uruguy, tiene que ver con la tenencia de
estas tierras. Técnicamente se podría hablar de que por la via de
compras de tierra mediante la modalidad de Sociedades Anónimas un
país podría ser dueño de otro.
evitar no solo la venta de tierras a sociedades anónimas (dese el
gobierno de Vazquez se prohibe la compra de tierras a sociedades
anónimas) sino el blanqueo de la propiedad de la tierra hoy dia: se
estima que gran parte de nuestro territorio está en manos
extranjeras. Por una parte por capitales brasileños que han
adquirido tierras limítrofes al sur de Brasil para la explotación
de arroz así como de la explotación ganadera y frigorífica, por
otro lado por los capitales sojeros que (impulsados por la ventaja
competitiva de sembrar soja transgénica en Uruguay respecto a la
Argentina y sus trabas tanto impositivas como de normativa sobre la
tenencia de tierras) se estima llegarán a ser propietarios de 1
millón de hectáreas principalmente al oeste y centro-sur de nuestro
país. Pero los capitales que se vuelcan a la compra de grandes
extensiones de tierra en el Uruguay no solamente provienen de paises
vecinos: los hay de todo el mundo y de la mas diversa naturaleza
(fondos sociales jubilatorios de diversas nacionalidades,
transnacionales, etc).
forestación ocupa cada vez mas tierras, muchas de ellas de gran
valor para la agricultura por su alto índice CONEAT, también en su
mayoría en manos de sociedades anónimas.
encontramos en tiempos de grandes desafíos donde es de preveer que
toda la maquinaria al servicio del capital se ponga en marcha para
frenar todo intento de control o modificación en la tributación o
legislación existente. Excelente desafío que si encuentra al
gobierno y al pueblo organizado en la misma sintonía podrá generar
excelentes frutos en aras de lograr mas y mejor distribución de la
riqueza y la no extranjerización de la tierra.